¿Cuál es el «Empeño» de la Alcaldía en No Pagar las Prestaciones Laborales a los Cancelados?

En muchas ciudades, los trabajadores desvinculados de las alcaldías enfrentan una lucha constante para recibir las prestaciones laborales que les corresponden por ley. Este problema se agudiza cuando las promesas de los alcaldes no se cumplen, dejando a cientos de familias en la incertidumbre mientras las administraciones municipales parecen priorizar otros gastos. Un caso particularmente llamativo es el de aquellos empleados cancelados que, a pesar de las garantías dadas por el propio alcalde de que sus prestaciones serían saldadas antes de que comenzara el año 2025, siguen sin respuestas claras a pocos días de que termine el plazo autoimpuesto.

El compromiso de resolver esta deuda antes del 1 de enero de 2025 fue una bandera que el alcalde ondeó con aparente convicción. Sin embargo, a medida que se acerca la fecha límite, la falta de acción concreta genera preguntas inevitables: ¿Qué está impidiendo que se cumpla esta promesa? ¿Por qué la Alcaldía parece más interesada en invertir en eventos ostentosos que en cumplir con sus obligaciones legales hacia quienes alguna vez fueron parte de su fuerza laboral?

De Evento en Evento: Gastos Millonarios vs. Deudas Pendientes
Mientras los extrabajadores esperan el pago de sus prestaciones —dinero que les corresponde por años de servicio y que, en muchos casos, es vital para su subsistencia—, la Alcaldía no escatima en recursos para actividades que, aunque puedan tener un impacto positivo en la imagen pública, contrastan dolorosamente con la situación de los cancelados. Festivales, inauguraciones, campañas de promoción y eventos culturales se suceden con presupuestos que alcanzan decenas de millones, dejando en evidencia una aparente desconexión entre las prioridades anunciadas y las acciones ejecutadas.

No es raro escuchar justificaciones como «falta de fondos» o «procesos administrativos complejos» cuando se trata de pagar prestaciones. Sin embargo, estas excusas pierden peso cuando se observa el flujo constante de dinero hacia iniciativas que, aunque vistosas, no son esenciales para el bienestar inmediato de la ciudadanía. ¿Cómo es posible que haya presupuesto para fuegos artificiales, artistas invitados y decoraciones de lujo, pero no para saldar una deuda que afecta directamente la vida de quienes dedicaron años al servicio municipal?

¿Qué Hay Detrás de este «Empeño» por No Pagar?
El incumplimiento de esta promesa podría responder a varios factores. Por un lado, está la posibilidad de una mala gestión financiera, donde los recursos se destinan a proyectos de alta visibilidad para fortalecer la imagen del alcalde, dejando en segundo plano compromisos menos «fotogénicos» pero igual de importantes. Por otro lado, podría tratarse de una estrategia deliberada: posponer el pago de prestaciones como una forma de presionar a los extrabajadores para que desistan de sus reclamos o simplemente para ganar tiempo mientras se buscan soluciones de última hora.

Además, no se puede descartar la falta de voluntad política. Cumplir con los cancelados no genera titulares ni aplausos inmediatos, a diferencia de un evento masivo que llena plazas y redes sociales de fotos coloridas. Esta priorización de lo superficial sobre lo estructural refleja una visión cortoplacista que ignora el impacto humano de estas decisiones.

El Costo Humano y la Credibilidad en Juego
Para los trabajadores desvinculados, la espera no es solo un asunto burocrático; es una cuestión de supervivencia. Muchos de ellos dependen de esos fondos para cubrir necesidades básicas, pagar deudas acumuladas o incluso buscar nuevas oportunidades laborales. La demora en el cumplimiento de la promesa del alcalde no solo agrava su situación económica, sino que también erosiona la confianza en las instituciones públicas.

Mientras la Alcaldía sigue «de evento en evento», los cancelados se preguntan si el «empeño» de no pagarles es una cuestión de incapacidad, desinterés o ambas. Lo cierto es que, a medida que se acerca el fin de 2025, la credibilidad del alcalde está en entredicho. Una promesa rota no solo afecta a los directamente implicados, sino que envía un mensaje claro a toda la ciudadanía: las palabras pueden ser muchas, pero los hechos son los que cuentan.

Un Llamado a la Acción
Es hora de que la Alcaldía deje de lado las excusas y honre su compromiso. Los recursos existen; la cuestión es cómo se elige gastarlos. Si hay millones para actividades recreativas, debería haberlos también para saldar las deudas con quienes dieron su tiempo y esfuerzo por el municipio. Los cancelados no piden favores, exigen derechos. Y mientras el reloj sigue corriendo hacia el 2025, la pregunta sigue en el aire: ¿cumplirá el alcalde su palabra, o seguirá priorizando el espectáculo sobre la justicia?

creado por #MultimediosLZO, La #AgenciaDePrensa
20/5/2025

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